24 junio 2006

Mamá casa


Recuerdo con mucha añoranza a la vieja casa de la calle Ángel Guimerá. Era una de esas casas de las que ya no se construyen hoy en día, posiblemente fuese construida a principios de los años 30, cuando aún la ciudad de Las Palmas conservaba ese sabor tradicional y una identidad propia, cuando aún la gente se sentaba a las puertas de sus casas y hablaba con los vecinos o con cualquiera que pasase por delante, cuando se dejaban las puertas abiertas y se conocían todos. Era una de esas casas donde se respiraba calidad de vida, había mucho espacio, varias habitaciones (eso sí eran habitaciones, con techos de más de 4 metros de altura), dos o tres patios, una azotea donde era muy frecuente criar animales, no era raro tener conejos, pollos, gallinas, gallos, palomas, canarios. Era bonito despertar por las mañanas con el canto de los gallos, o subir a ver si las gallinas habían puesto huevos y sentir en la mano el calor de los huevos recién puestos, escuchar el piar de los pollos correteando de un lado a otro, o el interminable y melodioso canto de los canarios, ... eso era vivir.

Pero como todas las casas grandes y viejas, también tenía sus inconvenientes; es imposible no mencionar la cantidad de cucarachas que se criaban en ella, entraban por la azotea y se instalaban dentro de la casa, no se podían controlar, y hablo de cucarachas de las “autóctonas” de esas grandes y volonas; tampoco era extraño contar con media docena de perenquenes, muchas veces, sobre todo de noche, se les veía bajar por las paredes de los patios, también era frecuente la visita de un huésped esporádico, me refiero a los ratones. Insectos, roedores..., pero se contaba con otro tipo de anomalías; al ser una casa vieja la instalación del agua (tuberías, grifos, etc.) y la instalación eléctrica eran muy deficientes. Humedades por las paredes, encalados que se caen, pintura levantada, cables eléctricos por los techos y paredes. La humedad no sólo procedía del mal estado de las tuberías sino que era inherente con la casa, pues ésta estaba construida sobre una zona de arena, de ahí el nombre del barrio “Arenales”, y esto unido a su proximidad al mar, hacia que fuese inevitable.

Pero todo esto en sí mismo nada significaba, lo que daba verdadero sentido a todo, la vida que emanaba de aquella casa, su alma, ... esa era mamá.

03 junio 2006

Flores para mamá desde la Tierra



A mamá le gustaban muchos las flores y en especial las calas.








También le gustaban mucho las rosas. Una vez le pinté un cuadro con una bonita rosa roja y se la regalé el día de su Santo (8 de Septiembre), creo que fué un buen regalo, esa rosa no se le marchitaría nunca; al poco ya la había puesto en un marco.

Mamá nació en uno de los pueblos más bonitos de Gran Canaria, Santa Brígida, hija de panadero, se crió en el campo. Le gustaban mucho las plantas y tenía buena mano con ellas, como si ellas percibieran el cariño con las que las cuidaba. Recuerdo, en mi vieja casa de la calle Ángel Guimerá, en el centro del patio tenía una gran maceta con una enorme palmera, aquella palmera vivió muchos años con nosotros bajo los cuidados de mamá.

Estas flores que hoy publico son para tí, desde el pequeño planeta Tierra para el cielo.

01 junio 2006

¡ Mamá ! querida mamá

Pasan los años y no nos damos cuenta, siempre han estado ahí, ... tu padre, ... tu madre. Un día, sin saber porqué, te das cuenta de lo mayores que ya están. Un simple detalle, los ves que les cuesta bajarse de una guagua, o que ya su memoria no retiene lo que le acabas de decir; entonces empiezas a tener miedo y a pensar que pasará el día de su muerte. Ese pensamiento se convierte en una obsesión que no te deja vivir, te desesperas. Me daba cuenta de que cada vez estaban más mayores y de que cada vez los días malos se acercaban. Es como vivir con una espada gigantesta pendiente de un fino hilo y que en cualquier momento se va romper y caer sobre tu cabeza. Hasta que el día llega.

Mamá se fué para siempre. Vives momentos iniciales de angustia, de aturdimiento, no sabes realmente que está sucediendo. Después viene el silencio, el vacío, ... y vienen los pensamientos. Y piensas que ya no volveras a ver su rostro, que ya no volveras a oir su voz, ni su risa, ni a darle un beso... que te queda ya ... deseas morir tú también. Sólo te queda llorar, llorar y llorar sin consuelo posible; llorar en silencio para que nadie te escuche. Llorar en la soledad, llorar en compañía, llorar entre la gente. Buscas respuestas, pero nadie las tiene, esperas que alguien te dé una esperanza, pero nadie puede dártela. Sólo te queda esperar a que el dolor pase. Pero la herida se quedará hasta mi final

30 mayo 2006

A mamá


Continua mi pequeño y particular homenaje a la persona que me trajo a este mundo. Mi madre fué un ángel en la Tierra y si la bondad tuviese un rostro ese sería el de ella., ¿ que puede decir un hijo de una madre que todo bien nacido no diría de la suya ? Tal vez su vida no interese a nadie, ya que no hizo nada para que el mundo la recordase, trabajó y se sacrificó para que los suyos tuviesen una vida más fácil, se entregó sin condiciones.
Desde su pérdida no hay día en que no la recuerde aunque sea por un momento, solo me consuela el pensar que de alguna manera (y es lo único de lo que puedo estar seguro), es que aún vive dentro de mi, que mientras yo la recuerde y mientras yo esté vivo ella vive conmigo. El día que yo no esté en este mundo, ella y yo seguiremos vivos dentro sus nietos e hijos. Su recuerdo se perderá conmigo ya que sus nietos vagamente la recordaran, pero ella, sin ellos saberlo, vivirá también con ellos.
Lloraré tu pérdida hasta mi final. A tí mamá, a ti abuela, a ti bondad, ... a ti ángel.

29 mayo 2006

A mi madre

Hace tiempo buscaba una forma de dar un tributo a la persona más importante de mi vida y de ofrecerle un homenaje, este medio me ha dado la oportunidad para ello.
Una triste tarde de un sábado, 12 de Enero de 2002, se convirtió en el peor día de mi vida. Mi madre ... ¡ mamá ! se fué para siempre. Hacía unas pocas horas que había estado con ella, estaba viva, algo acatarrada pero que no parecía tener mayor importancia; pero de pronto su corazón (tan grande) le falló, y de un momento a otro ya no estaba con nosotros.
Mi madre fué una mujer sencilla que dedicó la mayor parte de su vida a cuidar de su marido y de su único hijo, nunca pensaba en ella y era buena con todo el mundo, sin pensar nunca mal de los demás. Fué una mujer de su casa, excelente cocinera, no destacó por nada importante, pero en su humildad y en su discreción reside la grandeza de su persona.
Cuando se fué, perdí a la persona que más me ha querido y que jámas me querrá en toda la faz de la Tierra. Ahora está en el cielo, y yo, tu hijo, que vivo en la tristeza de tu ausencia, lanzo este mensaje al mundo entero para que sepan lo mucho que te echo de menos, lo mucho que te quiero y la desesperación en que me he quedado.
Las Palmas de Gran Canaria, a 29 de Mayo de 2006.
Antonio.

Estadisticas de visitas